"El liberalismo como ideologìa de las sociedades modernas ha contribuido a crear imaginarios sociales en los que se persigue fundamentalmente el bienestar económico. Los seres humanos se sienten cada vez menos motivados a participar y discutir sobre política porque, todos los instrumentos que el liberalismo tiene a su disposición para difundirse y perpetuarse con su supremacia así lo transmiten. Hablo en concreto de los medios de comunicación, el sistema educativo, el derecho, entre otros, que inculcan en el ser humano la necesidad del consumismo y del materialismo económico.
Algunas de las consecuencias que más me preocupan de este hecho es que las personas sólo se inclinan a participar en política cuando sienten que "se les ha tocado el bolsillo", es decir, cuando la economía empeora. De lo contrario, se muestran generalmente renuentes hacerlo. Además, es tal la apatía política que los ciudadanos no se informan y votan manipulados por los medios y los resultados de las encuestas de campaña. Lo que en general, no es muestra de que realmente se quieran e intenten cambiar los acontecimientos actuales; sino, muy por el contrario, esa actitud y los resultados electorales son una evidencia fehaciente de la continuidad del liberalismo como ideología suprema. Con ello, hasta la posibilidad de otros sistemas de gobierno, de otras ideologías alternativas, se difunden como utópicos e inalcanzables; hecho que no necesariamente debe ser así".
Algunas de las consecuencias que más me preocupan de este hecho es que las personas sólo se inclinan a participar en política cuando sienten que "se les ha tocado el bolsillo", es decir, cuando la economía empeora. De lo contrario, se muestran generalmente renuentes hacerlo. Además, es tal la apatía política que los ciudadanos no se informan y votan manipulados por los medios y los resultados de las encuestas de campaña. Lo que en general, no es muestra de que realmente se quieran e intenten cambiar los acontecimientos actuales; sino, muy por el contrario, esa actitud y los resultados electorales son una evidencia fehaciente de la continuidad del liberalismo como ideología suprema. Con ello, hasta la posibilidad de otros sistemas de gobierno, de otras ideologías alternativas, se difunden como utópicos e inalcanzables; hecho que no necesariamente debe ser así".
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